La Vida Como Antes - Capítulo IV: "Historias entre Orquídeas"

Qué lindo empezar febrero con un nuevo capítulo de La Vida Como Antes…
Realmente estoy sorprendida y encantada con la hermosa respuesta de esta sección del blog, que debo decir, se ha convertido en mi favorita.


Tengo muchos temas para futuras publicaciones, y adoraría poder incluir uno por mes, aunque en enero no llegué a tiempo, cuando me quise dar cuenta ya era 31 y un post como el de hoy, necesitaba mucha dedicación…


Este capítulo, particularmente, lo tengo pendiente desde el otoño…  
La persona que será protagonista, es realmente muy especial para mí. Lidia es una gran amiga y nos conocimos, como no podía ser de otra manera, a través del mercado de alimentos de los miércoles… eso ya me parece muy de La Vida Como Antes. Jo fue quién la conoció primero, era nuestro nexo y nos contaba mil y una historias, de un lado y del otro ^_^



Por eso cuando finalmente la conocí personalmente parecíamos amigas de toda la vida, que no se ven por un largo tiempo.
Nos invitó a merendar...  Fue una de esas citas con fecha y hora que adoro... porque nos da el tiempo de recibir a nuestros invitados de la mejor manera... 
Ella es muy hábil en la cocina, y lo que me gusta más, es curiosa e intrépida, así que nos esperó con una merienda vegana, unas galletitas que hacía por primera vez y realmente le salieron exquisitas… 
Recuerdo perfecto ese día porque fue muy especial para mí... a la mañana fuimos de paseo a La Cumbrecita, con una amiga, a hacer fotos y filmaciones a modo de inspiración para la nueva colección de La Maison Boop!, de hecho dediqué una publicación especial a ese maravilloso lugar que pueden verlo acá. Y de allí directamente me iba a la merienda. 
Jo no quería llegar con las manos vacías y nos sorprendió, tanto a Lidia como a mí, con una torta invertida de peras, era la primera vez que la hacía, siguiendo al pie de la letra la receta de nuestro cuadernillo.  



Desde ese primer abrazo todo fue mágico. Charlas tan largas como interesantes… 
Estas meriendas con el tiempo se convirtieron en un clásico, junto con los tecitos que ella me prepara, siempre uno distinto y el momento de elegirlos es emocionante…  algunos de la Patagonia, otros más exóticos, como el té de jazmín (el más rico que probé en mi vida) que se lo trajo un amigo directamente de China, todo servido en unas tacitas que también tienen su historia, siempre distintas, recuerdos heredados que conserva con mucho afecto.
Esta pequeña introducción de cómo nos conocimos, es para contarles que Li, como habrán intuido, también celebra La Vida Como Antes  y nos va a inspirar compartiendo algunas historias, imágenes de su vida cotidiana, y finalmente, una receta muy peculiar.



 Li es oriunda de Buenos Aires, y vive en las montañitas hace unos cuantos años, decisión que tomó desde muy chica, ya que siempre se sintió ahogada en la ciudad, pero por cuestiones laborales-profesionales lo fue postergando... hasta que finalmente la ciudad la terminó por "echar", como nos pasó a muchos. Cada vez más cemento, más gente, más vehículos, menos árboles, menos verde, menos aire puro, menos silencio...


Li tiene una pasión muy particular y tan deslumbrante, que quedé fascinada al conocerla... ella es coleccionista de Orquídeas, tiene un gran invernadero al que le dedica horas de su vida. Una pasión que se remonta a su niñez, cuando acompañaba a su padre a comprar plantas para el jardín, ella siempre le pedía que le comprara una orquídea, a lo que él contestaba que no se vendían plantas de orquídeas porque eran de muy difícil cultivo. 









Es increíble lo que te marcan algunas situaciones vividas cuando sos niño. Imagino que en su cabecita le habrá dado vueltas la idea hasta que un día, ya en sus 20 años, vio un anuncio sobre una Ingeniera Agrónoma que daría una charla en el Museo Rómulo Raggio sobre el cultivo de las orquídeas... y justo allí, exactamente en ese momento, empezó a adentrarse en este mundo, que me cuenta, es realmente fascinante...
Li tiene un invernadero con calefacción, completamente adecuado para conservar sus pequeños tesoros vivos. 







Ella recorrió varias ferias y fue adquiriendo distintas especies, hasta tiene una, cultivada por ella, que fue concursante y ganadora en una de las exposiciones que visitó... 
El registro fotográfico que puedo llegar a hacer en este lugar es infinito. Las orquídeas crecen por todo el mundo, excepto en climas extremos como los desérticos o polares, su mayor variedad se da en climas cálidos o templados, como los intertropicales, por eso podemos tener un invernadero adecuado, florecido todo el año. El momento en que fui a registrarlo, fue en otoño, había solo algunas orquídeas florecidas, pero mi fascinación no se limitaba a la cantidad, realmente podía admirarlas horas... desde las más grandes y llamativas hasta las más diminutas de solo milímetros. 





El invernadero no es solo para orquídeas, tiene otras plantas que deja crecer por todos lados. Helechos entre las grietas del piso de ladrillo, plantas acuáticas en fuentones, unas cuantas bromelias. El microclima que genera, gracias a la calefacción, hace que las plantas se desarrollen de la mejor manera, más en un clima tan hostil como lo es aquí en el invierno, con esas famosas "heladas negras" que no dejan nada en pie. Para mi entrar en su invernadero es como entrar en otra dimensión, tiene un aire exótico y particular, generado 
además por el liquen Tillandsia usneoides que adorna todas las macetas colgantes. Lidia además de coleccionarlas, algunas las vende, pero de una forma muy personal, solo a amigos o conocidos, así que pueden ir a visitar su maravilloso lugar (diciendo que van de parte mía ^_^ ) y llevarse un hermoso ejemplar...




  




Además del invernadero tiene un jardín externo precioso donde cultiva plantas de todo tipo, suculentas, rosales, frutales, hasta una pequeña huerta. De sus paseos por las montañas y montañitas recolecta semillas de plantas nativas que disemina por su jardín esperando ansiosa los brotes en primavera. Respeta la naturaleza y convive en armonía con ella... tiene un amor especial por los animales, y sus compañeras (gatitas y perritas rescatadas) son realmente cariñosas... Punki no paró de posar en todas las fotos... 



El interior de la casa de Li está llena de detalles encantadores, con sus manos hace mil cosas más, a parte de la jardinería, muchos de los objetos que se ven en las fotos son manufacturados por ella. Es creadora de objetos preciosos, no descarta nada, a todo le da una segunda oportunidad. Roscas que embellecen cada rincón hechas con ramas de poda. Arreglos de flores secas de su jardín. Hasta encargar muebles hechos con las maderas que sobraron de sus mantenimientos en la casa. Si se rompe un cuadrito o la vecina descarta un recipiente, ella todo lo convierte en algo bello y útil. Siempre que voy a visitarla me pierdo en cada detalle de su vida como antes… 
Sus pinturas ¡cómo pinta! Con tal sensibilidad y buen gusto, es realmente admirable… volvería una y mil veces más, cámara en mano, para poder retratar todo lo que me tiene enamorada de su lugar, pero es que priorizo la charla, por tanto hay mucho que no llegaría a mostrárselos, si hubiese esperado a tener todas las fotos que quisiera, este post no lo hubiese publicado jamás jiji…






Por supuesto que teje, y no dejo de imaginármela en los inviernos, tejiendo al lado de la chimenea, con sus compañeras custodiando el fuego y pidiendo mimos de vez en cuando... Li atesora con mucho amor objetos y recuerdos... todo en su vida tiene una historia apasionante. 



Su casa es preciosa en todas las estaciones. Hace poquito fuimos a merendar nuevamente, y llevé la cámara porque además teníamos que entregarle algunos objetos que nos pidió especialmente y no quería perderme retrartarlos en su nuevo hogar. Me enamoré de sus ventanas, alrededor de la casa tiene una enredadera hermosa y enorme llamada Ampelopsis o Parra Virgen. En otoño la poda, pero en verano la deja crecer sin límites, eso hace que la temperatura de la casa baje unos cuantos grados, y ni hablar de la belleza poética que se ve desde el interior. Desde afuera pareciera ser tan frondosa... que imaginás una oscuridad profunda, sin embargo es fascinante ver como se filtra la luz entre sus hojas y ramas. Me pareció lindo poner fotos de la misma escena en otoño y en verano para que vean de lo que les hablo. 










Li me cuenta que su abuela era una gran cocinera, como las de antes, hacía exquisitas conservas. Tenía sus métodos, muy particulares. Las conservas me parecen una de las costumbres, que lamentablemente, se perdieron con el tiempo, hoy en día estamos acostumbrados a ir a comprar al supermercado o a la verdulería y conseguir todo tipo de alimentos durante todo el año. Pero antes, solo se conseguían frutas y verduras por temporadas, por tanto hacer conservas era una forma de tener esos alimentos todo el año. Por eso remarco y considero tan importante seguir manteniendo estas prácticas, la de ir al mercado una vez por semana y comprar frutas y verduras de estación, siempre va a ser fresco, mucho más rico y sus cultivos más amables con la naturaleza. Pero no quiero incursionar mucho en este tema porque "el mercado" merece un relato aparte. Lo que si les quiero compartir es la receta que Li muy amablemente me pasó, de las conservas de su abuela. No veo la hora de poder ponerla en práctica... 

  

Ella hacía berenjenas y tomates deshidratados, claro que en ese entonces no existía el deshidratador eléctrico, entonces lo hacía a la antigua. Una asadera con un papel de almacén, donde ponía las verduras cortadas en forma longitudinal y las dejaba 2 o 3 días al sol, en el techo de su casa, dándolas vuelta una vez al día. En nuestras casas podemos hacerlo aprovechando el calor del sol, poniéndole además una campana mosquitero para asegurarnos que no se posen las moscas. Una vez secas a las berenjenas las disponía en frascos, y los dividía, muy inteligentemente, en tres: un frasco de consumo casi inmediato, uno de consumo intermedio y uno para guardar hasta por un año. Uno de los recuerdos que me cuenta Li, es estar esperando ansiosa (dos días mínimo que su abuela custodiaba el frasco para que tomen sabor) con el pancito abierto al medio su más delicioso emparedado de berenjenas...



Adentro del frasco con berenjenas su abuela combinaba sabores apelando a su imaginación y además, a su ingenio, porque se usaba lo que se tenía en el momento. En el de consumo inmediato iba: un pocillo de vinagre, medio pocillo de agua, ají molido, pimentón, perejil y ajo picado. A las conservas de mediano plazo, les ponía dientes de ajo enteros (para que no fermenten) semillitas de hinojo o anís y albhaca deshidratada. El frasco se llenaba con aceite de maíz hasta cubrir todo el preparado. Con los tomates era más sencillo, en el de consumo inmediato, ajo y albhaca, y en el de conserva a un año albhaca deshidratada. Los dos completados con aceite de maíz. También me contaba que ese aceite luego se utilizaba para cocinar. En la vida como antes, nada se descarta...




Para despedirnos de este relato inspirador, le pedí a Lidia que me cuente qué cosa de La Vida Como Antes le gusta más... y como no podía ser de otra manera, su respuesta fue: ir al mercado todas las semanas, no solo por conseguir productos frescos, agroecológicos, directos del productor y de calidad, sino por las relaciones sociales y los vínculos que se generan en lugares así. El reencontrarte cada semana con las mismas personas, entre esperas generar hermosas charlas y conocerse, como nos pasó a nosotras... 
Sin saberlo, Lidia me da el pie perfecto para el próximo capítulo de nuestra amada sección La Vida como Antes...




Espero que les haya gustado esta publicación, disfruté mucho compartiéndola con ustedes porque Lidia nos regala su conocimiento y experiencia, y nos inspira a tomar un camino tan activo como contemplativo, conectada con la naturaleza nos pone en el camino del conocimiento aplicado, del disfrute y de la felicidad compartida, de poder vivir el presente prestando especial atención a las cosas más pequeñas y a respetar toda forma de vida... finalmente nuestros recuerdos y experiencias vividas son las que vamos a atesorar para siempre.




PD: Pude robarle una fotito sin que se de cuenta, con su expresión tan repleta de luz


Comentarios

  1. Amo todos los relatos de tu blog,pero estos especialmente...siendo unos enamorados de la vida como antes, tratando siempre de llevarlo a la práctica,leer estas historias hace que uno se sienta contento,de que haya cada vez más personas que lo intenten....me gustan esas fotos,morí con la idea de que cultive orquídeas,es un deseo muy grande que siempre tuve,divino ese jardín y tus relatos repletos de cariño.Me gusta esa imagen de Lidia llena de luz,amé esta historia.Besotes

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    1. Hola Moi! qué alegría! es la idea poder decir que "no estamos solas" y es sorprendente cuanta gente encontrás en el camino practicando los mismo hábitos... incluso acá en el blog, muchas me cuentan sus experiencias y es realmente hermoso. No puede ser más de la vida como antes que cultive orquídeas, cuando me enteré no lo podía creer, fue en aquella primera visita, primera vez que nos conocimos personalmente que supe que tenía que ser protagonista de un capítulo! ♥♥♥

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  2. Qué bellísimo post Lola!! Y tus fotos una poesía. Fue un viaje a otra dimensión. Gracias!!

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    1. Qué alegría Lía que te haya gustado, porque super disfruté esta publicación! ♥ de verdad que ir a su casa, y sobre todo entrar a su invernadero es viajar a otra dimensión, en tiempo y espacio... Gracias a vos! ♥♥♥

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  3. Que hermoso post Lola!!! Me encantó conocer un poquito más a Lidia! Todo todo bello! Las fotos! Las orquídeas! La casa de Li es preciosa! Y las conservas! Justo estoy secando algunos tomates de la huerta y me re entusiasme para hacer las recetas que compartió! Amo la vida como antes! !!

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    1. Qué bueno Amii! ☻ sii yo vi los tomatitos secándose! nosotros también queremos probarla con tomates... creo que deben quedar exquisitas! ♥

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  4. ¡¡¡Lola Maison no deja de sorprendernos con sus posts!!! Qué lindo tooooodo, el lugar donde vive Lidia, la casa no puede ser más linda por dentro y por fuera! Tantas plantas, tantos árboles, orquídeas, cactus, suculentas, rosas, tanto verde... Ese invernadero es lo más! Y qué radiante y feliz se la ve a Lidia.
    ¡Viva la Vida como antes!Hermosas fotos Lola.
    Beso grande!
    Ana
    P.D.: Hermosas fotos Lola!

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    1. Ana!!! vos viste? cuando vas a visitarla, no querés irte nunca! ♥ además ella ama las plantas, tal cual como vos describís, todas, exóticas o nativas! Iría a hacer fotos una y mil veces más, y me quedo corta, en vivo es mucho más fascinante!

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  5. Qué maravilla, estas fotos transmiten tanto! Me encantó

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    1. Muchas gracias Caro ♥♥♥!, pero como le decía a Ana más arriba, me quedo corta, en vivo es una sensación indescriptible!

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