La Restauración - Capítulo Tres - La cocina (segunda parte)

Hoy hace exactamente un año que nos mudamos. Un año de aprendizajes increíbles, creo que aprendimos más que en toda nuestra vida, un año de felicidades a montones y también algunos llantos, de emocionarnos y no creer la belleza que veían nuestros ojos y también de tristezas profundas que por suerte duraban poco. De miedos, tropezones, crecimiento infinito, felicidad plena, libertad absoluta, aunque digan por ahí que todo es relativo ;). Un año que fue tan mágico que pasó volando, un año donde todo se sintió tan natural que no tuvimos que hacer ninguna adaptación. Cuando algo se da tan cómodamente, sin tener que forzar situaciones, se siente como si hubiese sido así toda la vida, el pasado se despoja de nuestras mentes de tal manera que no entendés muy bien como era antes. Ojalá todos pudieran vivir una experiencia similar, aunque haya personas que sientan que no podrían vivir sin todas las comodidades de la ciudad, estoy segura que muchos se sorprenderían. Somos naturaleza, nuestro instinto aún sobrevive, por más que esté tan bombardeado de "cultura". La libertad que te genera este estilo de vida, es incomparable y aún más impagable. Y siempre digo lo mismo, esto es un camino. Cuando lo comenzás a transitar, cada vez das un paso más y lo mejor de todo, es que no tiene final...

Pero me fui por las ramas ^_^ es que de verdad quería hacer un pequeño resumen de lo que se sintió este maravilloso año por acá. Y ya que leyeron muy atentamente, van a tener una muy linda recompensa: un nuevo capítulo de La Restauración. 

Avanzamos mucho este año, no con el 100% que era lo que queríamos, pero podríamos decir que tenemos un 80% terminado y la respuesta es ¡sí! ya empezamos con el piso de arriba. Quizás hayamos sido un poco ilusos, en el sentido que era más trabajo del que pensábamos, pero también hay otra algo más, muchas de las ideas que teníamos antes de habitar la casa, al aplicarlas no funcionaban tan bien como pensábamos, así que algunas fueron mutando en la convivencia. Y una de ellas es la que voy a contarles ahora. Si no vieron ningún capítulo de La Restauración pueden hacerlo, antes o después de este, como quieran, pero se los recomiendo. En el capítulo Cero publicamos como estaba la casa cuando llegamos, bueno, "casi estaba", porque estaba exactamente así pero un poquitín más limpia. En cuanto a la cocina, publicamos muy poquito tiempo después de mudarnos la primera parte, pensando que básicamente quedaría así, y el capítulo que contemplaba la segunda parte solo se basaría en el lado sur de la cocina, donde está la estufa, que aún no lo habíamos mostrado. 

La verdad es que con los meses nos fuimos dando cuenta que había cosas que no funcionaban. Por empezar nos decidimos en pintar el barro, no lo íbamos a hacer en toda la cocina, y Jo directamente casi no quería pintar ninguna pared. Miramos muchas, pero muuuchas casas de estilo Inglés, antiguas, con paredes de barro, y siempre nos llamaba la atención lo mismo, ninguna estaba de color adobe, todas eran blancas, incluso pintaban madera, techos, todo, cada centímetro cúbico. Nosotros empezamos con una pared que estaba muy deteriorada, pero no la pintamos de blanco, hicimos un tono al cual bautizamos "tiza". Tiene base blanca, un chorro de marrón africano, y un chorrito de negro. Fue tanto lo que nos gustó como quedó pintada, que nos decidimos por pintarla toda la cocina. No se imaginan el cambio, la luz es mucho mayor, aunque no parezca a simple vista, pero tuvimos un tiempito una pared sin pintar, al lado de otra que ya estaba pintada y la diferencia era abismal. Ese fue el primer gran cambio que no pensamos íbamos a hacer. Otra cosa que tampoco habíamos contemplado fue cambiar los muebles. Hace 5 años vivimos en la montaña, y como les conté otras veces, hay períodos de sequía en invierno y a veces en verano, eso hace que haya meses de mucha tierra, más la vida con perritos, nuestra casa está bajo una gran nube de polvo gran parte del año. Siempre adoramos todo a la vista, vajilla, frascos, manteles, estantes abiertos y nunca nos habíamos replanteado las alacenas a la vista. Nunca hasta este año. Es hermoso tener todo al la vista, pero si no querés estar limpiando todo el santo día, o si te importa que haya tierra a las dos horas de haberla sacado, "a la vista" no funciona. Adiós a los estantes, adiós al vajillero abierto, bienvenidos los muebles ciegos. Sacamos el auxiliar de cocina que nos acompaña desde Buenos Aires, y también el estante que le sumamos arriba y Jo hizo uno de los muebles más hermosos que he visto, y no lo digo porque lo haya hecho él ^_^

Partió de una puerta de ropero, que tuvo que ser modificada para que quede justa en el lugar donde íbamos a situarlo. Estuvo días trabajando sin parar y valió la pena. El aparador está hecho completamente con maderas recuperadas, de distintas clases y lo unificó con Tinte + Poli de la línea Varathane de Rust-Oleum, el tinte es Nogal Oscuro, es el único color que usamos. A las maderas más claras le dió más manos y a las maderas más oscuras menos. El detalle: la corona de pino-tea, a esa la dejamos en su tono natural, así, avejentada por el paso del tiempo, solo la protegimos con Poliuretano transparente (sin tinte) Satinado de la misma línea. El mueble tiene una gran capacidad de guardado, allí tenemos todo lo que es frascos con alimentos, algunas bandejas, la licuadora y los cubiertos. Abajo hay un cajón que tiene los repasadores que no están en uso, y todo lo de repostería como cortantes, mangas, moldes, etc. El resto de la vajilla está en otro mueble  del cual les contaré en otro capítulo. Todo está impecable, sin un gramo de polvo, y realmente es comodísimo tener todo junto. Miren qué gran cambio estético, porque ese huequito estaba pensando para la heladera. ¡Ah! y hablando de heladera, ya pasamos un verano bastante caluroso y no la extrañamos ¡ni un poquito!. 

Siguiendo por la misma línea hacia el norte, así no los mareo, les cuento de algo que teníamos pendiente desde el día uno. Hubo tantas ideas para la alzada de la pileta como flores en la pradera ^_^ No los voy a aburrir con las ideas que no fueron, pero sí les voy a contar la ganadora, porque además de práctica es muy económica. Fuimos a la zinguería con las medidas y el planito para que nos hagan una chapa galvanizada. Aún no habíamos decidido si iba a ser de color o no. Cuando llegamos, vimos un muestrario de chapas y dijimos: -así, este color queremos-. Resulta que era una chapa cruda sin tratamiento y estaba oxidada, no era a propósito. Nos contó la dueña de la zinguería, que ella había oxidado unas chapas con agua oxigenada. Entonces pedimos la alzada en chapa cruda, y le pusimos agua oxigenada, pero no la oxidó demasiado, por eso fue que directamente la dejamos a la intemperie unas cuantas semanas hasta que logramos el tono que queríamos. Le sacamos el óxido más superficial, que es naranja, y la dejamos más bien amarronada. Tanto de atrás como de adelante la protegimos con Poliuretano transparente con tres manos, porque es un lugar donde hay agua todo el tiempo, le pusimos fastix anti-hongo en la parte del doblés, y algunos tornillos directos a la pared y a la mesada. Antes pintamos con elastomérico de un tono parecido al de la pared para proteger aún más el barro ¡y listo!. 

Esa cortinita la traíamos de la casa anterior. No se si ya les conté que absolutamente ninguna cortina de las que teníamos sirvió para esta casa, porque las dimensiones son otras. Muchas veces pensábamos "qué lindo quedaría tal estante que teníamos allá para este rincón" y cuando lo medíamos parecía de juguete de lo pequeño que quedaba. Con las cortinas pasó lo mismo, pero no me iba a resignar tan fácilmente. Esta quedó corta, pero mejor, así no se mancha con el detergente. Y la pusimos solo en esa ventana porque es la que da al este, y entra demasiado sol a la mañana que nos da justo en los ojos a la hora de desayunar. 

Otro pendiente que teníamos era la pared donde está instalado el anafe. Como en cualquier cocina, salpica aceite, y las paredes se manchaban mucho, y como son de barro no se pueden limpiar. Así que decidimos solucionarlo también con una chapa, en este caso blanca, para que se integre con el anafe. Como también salpicaba en la parte del estante, y como en esa parte la pared es curva, no podíamos poner una chapa que doblara y copiara la forma del estante, así que decidimos poner una chapa cuadrada, atornillada a una madera que tenga la forma curva del estante ¿se entendió o los mareé?

La chapa es muy fácil de limpiar, y la madera también, ya que la protegimos con Poliuretano transparante. Y adiós a las manchas de aceite, jiji, parezco una propaganda de Trenet. 

Donde guardamos los aceites, justo al costadito del anafe también se salpica, por lo tanto ahí vamos a poner otra alzada como la de la pileta. Eso quedó pendiente porque antes de encargarla, queríamos ver como quedaba. 

Seguimos por la mesada hacia el oeste, sin muchos cambios, solo que pintamos la panera que antes era blanca. Le dimos un tono azul-celeste.-grisáceo, que es más o menos el color que rige toda la cocina. Todas las aberturas las renovamos con Tinte + Poli, también nogal oscuro. 

Y lo que sí cambiamos fueron las sillas. Ya teníamos la idea desde antes de venirnos, pero las sillas eran blancas. Sí, viviendo en la ciudad pintábamos todo de blanco, allá era otra cosa, y la casa no era muy luminosa, pero cuando nos mudamos, todo cambió. El blanco no duraba como tal demasiado tiempo, enseguida se ensuciaba, y además al ser una casa tan luminosa necesitábamos la calidad de la madera. De a poco fuimos o vendiendo o lavando los muebles que eran blancos, pero ¡qué fiaca! las sillas quedaron para lo último. Hasta que un día no soportábamos verlas más así, y las lavamos. La que tiene las varillitas la lavamos toda a mano, con lijas, estiletes y vidrio ^_^
Todavía quedan más muebles y sillas para volver a madera, pero vamos de a poquito. Una de las Thonet tenía la madera muy deteriorada así que la teñimos y protegimos con Tinte + Poli nogal oscuro. La otra tenía la madera mucho mejor, así que solo le dimos Poliuretano transparente para protegerla. Los almohadoncitos son de lino y algodón. Ya les conté de mi casa de telas favorita ;) donde cada tanto hacen "show de retazos" y se consiguen unos textiles que son de ensueño. Ningún lino se me escapa, así que ya tengo un acopio importante de textiles especiales para los detalles de casa. 

Pasamos por la puerta oeste, que sale a la galería, y volvemos a la pared sur. Esto si es nuevo, ya que nunca les mostramos esta parte de la cocina. Ese mueblecito que ven ahí, ya lo traíamos desde la casa anterior, lo hizo Jo claro, y ahora cumple la función de "heladera". Es donde guardamos las verduras durante todo el verano, ya que es uno de los lugares más frescos de la casa. En verdad, en verano el más fresco es el que está justo detrás de ese lugar: el lavadero y despensa, que ahora cumple la función de mi taller, hasta que habilitemos arriba. A esa especie de ventanita/barra que da al lavadero la revestimos con madera, para poder apoyarle cosas y que no se deteriore el barro. Ese mueble también funciona como "deja todo", usamos la entrada de la cocina como principal, y ahí van a parar las llaves de la moto, los abrigos en invierno, los bolsos, las compras, etc. 

Y ahora sí, llegamos al corazón de la cocina, y de la casa podríamos decir: la estufa / horno. No sabemos muy bien qué modelo es, si es Rusa, si es Rocket, lo que sí sabemos es que es una bendición. Estaba bastante deteriorada cuando llegamos, y sin saber nada de nada tuvimos que restaurarla. Le picamos todo el revoque que estaba suelto y la volvimos a revocar con una mezcla de paja (coirón), arcilla y arena. Quizás nos quedó un poco arenosa la mezcla, por eso se nos volvió a rajar durante todo el invierno, así que la fuimos revocando todas las semanas, pero este invierno vamos a probar algo distinto. Nunca nos habíamos dado cuenta que estaba tan manchada. ¿Les pasa que después de convivir tanto tiempo con determinada cosa "inaceptable" se acostumbran? Bueno, en un momento pensamos en pintar la estufa a la cal, y no nos decidíamos, así que vimos varias fotos de estufas de barro pintadas con cal, y nos pareció la mejor opción. ¿Por qué con cal? porque es natural y al levantar temperatura no larga gases tóxicos, además tolera altas temperaturas. La estufa, ahora está pegada a la pared pero antes no era así. Había un hueco inaccesible que llegaba hasta el final, imposible de limpiar, un abismo donde mejor no se caiga nada, y un lugar donde nunca quisimos iluminar con la linterna porque vaya a saber qué extrañas criaturas aparecerían :O. La idea de separarla de la pared era para que no le transmita calor a la despensa que está justo detrás, pero la realidad es que el calor iba igual, así que ese espacio no tenía sentido. No se dan una idea la felicidad que nos dió el día que al fin nos decidimos por eliminar el abismo. Rellenamos con escombro y continuamos la forma de la estufa con barro. En la base, continuamos tal cual está hecha, con cemento y piedra. Ahora sí, parece que el abismo nunca hubiese existido. Y la decisión de pintar la estufa con cal fue muy acertada. Es más, vemos la foto del antes, qué tan orgullosamente mostrábamos, y no lo podemos creer. Este horno fue de las mejores cosas que nos pasaron. Como estufa funciona perfecta, calienta pero no de golpe, para mantener cálida la casa tienen que pasar varios días, pero el horno se calienta enseguida. Así que la mayoría de las veces la prendíamos solo al atardecer para  poder usar el horno. Además, es tanto el sol que entra en invierno que ni hace falta usar estufa de día. Este año, dependiendo del frío que haga, veremos si la usamos más como estufa que como horno. Hicimos pizzas, verduras crujientes, budines, pan de masa madre y del otro, medialunas, galletitas, tartas, tortas... un sinfín de recetas deliciosas, y le agarramos la mano. Ya que el relojito que tiene en la puerta no funciona, y le compramos uno para cambiárselo pero nunca le pudimos sacar el roto jiji. Así que es a ojo, o mejor dicho "a tacto", metemos la mano de a poquito para ver qué tan caliente está, y así ver qué cocinamos primero. 

Si ven, en la estufa hay un bichito feliz. Ni bien llegamos, ella se ubicó en lo que llamamos "la cuevita" y nunca más la dejó. Ese lugar era originalmente para leña, pero bueno, alguien lo reclamó primero, así que no quedó otra que hacerle un almohadoncito a medida ^_^ Sale calorcito del interior que es de piedra, y Coral, que es friolenta, lo ama. Kiki se le acurruca al lado, aunque no entre, ella es tan mimosita que se sube casi a upa... es un show de ternura verlas a las dos juntitas. 

Así llegamos al final del recorrido, aún quedan detalles, como maderitas de terminación, la alzada, alguna que otra cortinita para cuando entra demasiado sol, cambiar la mesa por una más grande y otras cositas que le iremos agregando pero básicamente ya está terminada. Es cómoda, es práctica, es limpia, está despojada y lista para cocinar las platos más ricos, para disfrutar los desayunos de guitarra y bordados, para contemplar las escarchas más azules y las lunas más llenas... para ver el cambio de estaciones en las copas de los árboles y para ver salir a los "juanitos" en las noches de verano. Espero sinceramente que les haya gustado y que quizás, les sirvan algunas de las ideas que les contamos. Nos vemos en el próximo capítulo, que será mucho más prontito ¡lo prometo!