Con aires despojados ~~~

Felicidad es poder habitar el piso de arriba después de dos años ¡síiii! No se dan una idea, lo que celebramos el día que sacamos la tela que había a modo de barrera en la escalera. Para los que recién conocen el blog les resumo un poco. Estamos habitando una casa a través de un intercambio, mientras vivimos aquí, la restauramos. La casa estuvo cerrada muchos años y además nunca fue terminada. Es de adobe y otras técnicas permaculturales con techo vivo. Si quieren saber todo lo que estuvimos haciendo pueden leer los capítulos de la restauración. Al ser tan natural, de barro, sin proteger las maderas y además al no estar habitada, los animalitos encontraron un muy pintoresco refugio. ¡Había hasta un nido de torcaza en una de las habitaciones! Pero lo que más nos sorprendió es que había una parejita de murciélagos, sí, viviendo adentro de la casa. 


Nos enteramos al segundo día de habitarla, porque al anochecer nos empezó a volar encima. Para colmo no teníamos luz, solo el hogar que estaba encendido, así que fue bastante película de terror. Cuestión que tuvimos que aprender mucho sobre murciélagos para intentar sacarlos de la casa sin lastimarlos. En Argentina la época de exclusión es desde abril hasta octubre. Si estás fuera de esos meses ya no se puede porque es la época de cría y las crías no sobreviven sin sus padres. Los murciélagos son bastante tímidos y no les gusta el ruido ni la luz, por esta misma razón solitos dejaron de habitar el piso de abajo y se refugiaron arriba. Ahí fue cuando decidimos sellar la escalera para que no bajen. Decidimos comprar un ultra-sonido que supuestamente los espanta, pero no sirvió para nada. 

Este año tomamos la firme decidión de excluirlos sí o sí. Entonces ideamos un plan: empezar a habitar el piso de arriba de a poco. Subir y limpiar, empezar a pintar techos y paredes, poner machimbre, es decir todas las restauraciones que queríamos hacer, aunque los murcis siguieran allí. Pero pensábamos que con el ruido y el olor a pintura etc, se irían. Durante este tiempo aprendimos a identificar más o menos por donde dormían, es donde hay más cantidad de guano, en nuestro caso eran dos específicamente, entre los cavios y el techo. Y también sabíamos más o menos por donde entraban y salían: pequeñas hendijas que quedaban de la separación de los marcos de las ventanas y las paredes.

También se puede saber por donde entran y salen porque dejan manchas oscuras como de grasa. En este caso como eran solo dos y las paredes son de color beige, las manchas no se notaban. Pero del lado de afuera de la casa tenemos 17 (sí, una vez los contamos mientras salían) murciélagos de otra especie, viviendo en un hueco que se hizo al caerse un poco de revoque, y ahí se ve a simple vista la mancha oscura de grasa. Les cuento todo esto por si pasan lo mismo, quizás a alguien le sirva. 

Los murciélagos son tremendamente importantes en el ecosistema y además están protegidos por ley. Cualquier repelente u otro producto que se venda es dañino para ellos y para nosotros, y en realidad si somos observadores es fácil poder excluirlos de la casa. Si alguno de ustedes tiene murciélagos viviendo del lado de afuera de sus casas, es conveniente dejarlos, porque regulan la población de insectos, sobre todo de moscas y mosquitos. Solo tengan en cuenta no dejar ventanas abiertas de noche o tenerlas con mosquitero así no ingresan a los hogares. 

Como les contaba, es que como más o menos sabíamos donde dormían y por donde entraban y salían, esperamos hasta abril y subimos todos los días a ver si había guano. Si había lo limpiábamos e íbamos al otro día a ver de nuevo. Hasta que un día no hubo, al otro día tampoco y pasaron tres o cuatro días sin guano. Aparentemente no estaban. Lo que no les conté es que creemos que esta misma parejita es Juanito y Juanita que también viven en el taller de carpintería, solo que usaban los dos lugares. Cuando vimos que no había más guano, decidimos tapar los huecos por donde entraban y salían. Después de eso volvimos a ir todos los días a ver si había guano en algún lugar, revisábamos con mucho detalle porque no queríamos que todavía estén dentro y no puedan salir. 

Un día, después de hacer la exclusión, alrededor del mediodía, había un murciélago volando errante al rayo del sol, lo hizo unos minutos y se fue para el bosque. Lo que intuimos con Jo es que era Juanito, y cuando al amanecer quiso entrar se dio cuenta que estaba todo sellado y se quedó durmiendo del lado de afuera, cuando empezó a pegar el sol en donde él estaba se despertó y se fue. Así nos dimos cuenta que finalmente lo habíamos logrado, excluimos a los murcis y ya podíamos disponer del piso de arriba.

 Lo que no es tan feliz de esta historia es que ya no están tampoco en el taller de carpintería, no se si volverán o se fueron para siempre. Un poco los extraño porque estos murcis son más lindos que los 17 que viven en el hueco. Son marroncitos peluditos y ya los habíamos bautizado. A Juanito lo saludábamos cada vez que pasábamos por el dintel donde dormía y nos tenía mucha confianza, yo quería que se queden en el taller, en la casa no porque no me gusta que me vuelen encima, y con los perris era peligroso por si los querían cazar, pero en el taller de carpintería me encantaba verlos. Ojalá vuelvan, pero bueno también es lindo que vivan en el bosque. 

¿Estuvieron viendo las fotos? son de mi taller, un poquitito de todos los arreglos que estuvimos haciéndole desde abril, otro tanto de las cortinitas que fui armando y de los muebles que estuve restaurando para incorporar ¿se acuerdan de mi taller anterior? ¿abarrotado de plantas secas, flores, cajitas y mueblecitos? De hecho hace poco salió una nota en un blog de Francia, donde contaban que ya no está de moda el minimalismo sino el Cluttercore, que es algo así como el "acumulamiento" y pusieron de ejemplo una foto de mi taller. ¡Les juro que soy inocente! La foto que eligieron no era de mi taller cotidiano, sino de una producción que armamos para una colección de años atrás llamada Herbarium, habíamos decorado con plantas tipo "herbario" cada rinconcito. Bueno, de todas formas, éste taller va a ser muy distinto, lo quiero despojado, con muebles grandes, sin tanta cosa chiquita. Y las flores secas van a estar abajo, en el lavadero donde tuve mi taller este tiempo, no quiero tenerlas arriba ya que a veces ensucian desprendiendo hojitas, pelusita, etc. y lo quiero mantener lo más ordenado y pulcro posible. Aunque aún no está terminado, falta subir muebles y algunos detalles, ya lo estuve usando y me hace inmensamente feliz. 

Estos días, que las acacias blancas están en flor, abrí las ventanas de par en par y el perfume entra con la brisa fresca primaveral, es realmente muy inspirador trabajar allí. Adoro abrir las ventanas, pero no me tengo que distraer y tengo que recordar cerrarlas bien antes de bajar, no vaya a ser cosa que vuelvan los Juanisss ¡ay!

Muy prontito estará terminado y les compartiré muchas fotos, mientras tanto pueden ver el taller que tuve en la otra casa haciendo clic y si tienen ganas, también pueden ver fotos del "antes" de mi taller actual haciendo clic


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