La Restauración ~ Capítulo Seis ~ Mi Taller
Tres años ya habitando esta casa ¿no les parece que fue ayer cuando compartí el primer capítulo de LaRestauración? Pasó tan rápido, al mismo tiempo que fue tan intenso, muchísimas experiencias vividas, que nos hicieron (y nos siguen haciendo) madurar un montón como individuos y como parte del todo. Mirando en retrospectiva, siento que algunas imágenes que soñé cuando todavía esto era un proyecto, las estoy viviendo ahora. Quizás suene infantil, pero me imaginé subiendo al primer piso iluminando con una vela, me imaginé lavando la ropa a mano al sol en una tarde fría de invierno, me imaginé cultivando nuestro propio alimento y armando un jardín de flores… y de todas esas imágenes que se volvieron realidad, una de las más anheladas es la que vengo a compartirles hoy, mi taller.
El hueco de la escalera fue todo un desafío, anteriormente había una especie de ropero, pero se estropeó mucho con el agua que entró estos años, casi toda la madera estaba podrida, así que tuvimos que sacarlo, y quedó algo con forma extraña como todo hueco de escalera. No entendía muy bien cómo usarlo o embellecerlo, primero lo pintamos de blanco pensando que iba a "desaparecer" pero lo resaltaba aún más y no me gustaba, finalmente decidí armar un sector especial para hacer fotos y que la parte del hueco en sí mismo (que además como está en el aire sin estructura no se puede pisar ni poner nada demasiado pesado) sea para guardar los muebles y objetos que están a la venta, esos que siempre andan dando vuelta por cualquier lugar e interrumpen el espacio de trabajo. El sector para hacer fotos lo empapelé con un papel de pared antiguo que me regaló una amiga hace algunos años, armé como una esquinita que me encanta, la parte del piso la oscurecimos con Poli + Tinte color Nogal también de Rust Oleum, porque la madera era muy clarita, y finalmente el hueco en sí que es mitad madera mitad barro lo pinté de un color rosa viejo haciendo juego con el empapelado, lo hice mezclando látex color rojo con marrón africano, ocre y blanco hasta lograr el tono que me gustó, y luego lo protegí (para que se pueda limpiar fácilmente) con Poliuretano transparente de -a ver si adivinan- Rust Oleum ¡claro que sí!. Les juro que no es propaganda, más allá que ellos nos apoyaron desde el primer momento con todo lo necesario para la restauración, usamos sus productos desde antes de esto y son realmente de una calidad inigualable, por eso siempre siempre digo qué usamos para pintar tal o cual cosa, porque sé que a alguien le va a servir la información. Mi esquinita antigua es mi orgullo ^_^ siempre soñé con empapelar una pared y esto es lo más parecido que tuve hasta el momento, además fue el marco perfecto para el costurero provenzal antiguo, uno de mis muebles /objetos favoritos.
El taller tiene mucha luz y muchos ventanales, solo la pared del sur está entera, por eso decidí tapiar una de las ventanitas del este que está justo detrás del mueble grande donde guardo la telas, además era una ventana muy extraña medio en diagonal y no me convencía, así que ahora con la madera oscura con la que la revestimos desapareció. Los ventanales tan grandes tienen el enorme problema de que las aves se los chocan, sobre todo en lugares inmersos en la naturaleza o sobre las colinas, funcionan como espejos y también los encandilan cuando el sol rebota sobre los vidrios. Decidimos buscar una solución, la que mejor nos funcionó es poner cortinas pero no lisas, sino con dibujos o en este caso de encaje. Además que generan luces y sombras preciosas y dan un aspecto idílico al espacio, al dejar pasar algo de luz rompe el efecto espejo. En las ventanitas del este pusimos cortinas pero hasta la mitad, así achicábamos también el radio de reflejo, y en las del norte del medio, simulamos vidrio repartido con varillas de madera. Ablanda muchísimo el carácter de los ventanales tan rústicos y enormes, además que sirve para que las aves esquiven las ventanas.
Hace años deseaba cortinas de
encaje, busqué y busqué ya sea la tela para hacerlas, o las cortinas directamente,
pero no aparecía nada. No quise comprar la tela a distancia porque la mayoría
de los encajes que se consiguen son para lencería y, o tienen mucho brillo, no
son delicados o tienen demasiado rebote y no me iban a servir. Hace unos años
conseguí una linda en una casa de telas de por acá pero nunca más volvieron a
traerla. Provisoriamente había colgado unos mantelitos "simulando"
las cortinas de encaje deseadas y me gustaba, aunque no era lo que realmente
quería. Finalmente aparecieron las cortinas que ven en las fotos, mucho más
lindas de lo que imaginé, en una feria americana que se hizo en el pueblo.
Fuimos a comprar ropa para Jo y terminamos con un montón de objetos de bazar y
las cortinas anheladas. Eran enormes por lo tanto me alcanzó para el ventanal
del living y para mi taller. El efecto de ensoñación que producen al amanecer,
cuando el sol está tenue y dibujas flores en todas las paredes es mágico.
Ahora llegamos al mobiliario. ¿Recuerdan mi taller anterior? lo único que conservé fue una mesita tipo auxiliar y la silla. Porque mi intención con este nuevo espacio era que sea lo más despojado posible sin perder el estilo que adoro, medio antiguo, medio naturalista. Por empezar, quería que haya muy pocos objetos a la vista, solo los indispensables a tener a mano por comodidad. Una de las razones fue que el orden visual sería prioridad, pero también el polvo, sí, acá siempre hay polvo, ya sea por el hollín de la estufa o por la tierra que vuela en la época seca, el polvo es algo de todos los días, y mi prioridad en cuanto a los espacios habitados es: bello, ordenado, funcional y fácil de limpiar. Por esta misma razón decidí no tener yuyos, como tenía en el anterior taller, toda la parte de secado de plantas etc está en el lavadero, pero eso queda para otro post. Retomando, necesitaba muebles grandes, con mucho espacio de guardado. Así fue que me puse en campaña para conseguir una biblioteca (o algo similar) y apareció el hermoso mueble que ven en las fotos, lo conseguí hace algunos años por mercado libre a un precio irrisorio, lo tenía publicado una casa de antigüedades pero nadie lo compraba porque no estaba en "madera lavada". Recuerdo los comentarios que decían "¿cuánto sale si me lo entregás lavado?" y salía el doble, por eso hacían trato. A mí y a Jo, como se habrán dado cuenta, la madera oscura nos fascina, así que se vino para el taller. Hace años (pero muuuchos como 12) había visto una foto en flickr (¿se acuerdan de flickr?) de un taller de costura, con un mueblecito similar, pero pintado de gris, que tenía todas las telas ordenadas en su interior, y desde ese momento supe que quería uno, tuve que esperar bastante pero llegó. Ahora allí guardo todas las telas, pero además algunas puntillas, cajas, la máquina de coser, libros y otras cositas. Además arriba lo uso para guardar más cajas, canasta etc, es que nunca hay suficiente espacio de guardado ¿no les parece?.
El escritorio ¡ay el escritorio!
es antiguo y lo compramos originalmente para el altillo de Jo (donde tiene su
sala de música) y no entraba, entonces decidimos intervenirlo y que se
convierta en mesa-isla de cocina. Jo le sacó todo el tinte rojo horrible que
tenía, lo tiñó color nogal, lo extendió con unas ménsulas de madera y le cambió
la tapa por un tablón enorme de pino-tea, así vivió en la cocina hasta que Jo
me dice: ¿no te gustaría que sea tu escritorio? la verdad es que nunca se me
había ocurrido, porque en la cocina nos venía bárbaro aunque es real que
quedaba un poquito grande. Desde ese momento no me lo pude sacar de la cabeza,
y al final decidimos buscar una mesita para la cocina y que sea mi escritorio,
con todos estos cajoncitos y con tanto espacio para trabajar, ¡es tan cómodo y
funcional! Allí guardo mis hilos de bordar, algunas puntillas y en el cajón del
medio todo lo que más uso y necesito tener a mano, centímetro, lápices,
sacabocados, alfileres, etc.
Por último y no menos importante, la cajonera tipo "museo". Necesitaba un lugar para guardar todos los tesoros de la naturaleza y como ya les comenté anteriormente, que no junten polvo. Así fue como un día apareció por “Market Place” esta cajonera, que creemos era originalmente para guardar planos. Cuando fue a verla Jo se dio cuenta que estaba un poco maltrecha pero decidió comprarla igual, cuando llegó medio se arrepintió, había estado en un galpón donde se llovía y algunas partes estaban en muy malas condiciones, además una parte era de aglomerado y se había hongueado por el agua. A Jo no le gustaba nada, así que decidí hacerme cargo yo, al fin y al cabo iba a ser para mí. Durante varios días le puse lavandina para sacarle el hongo horrible que tenía ¡y funcionó! no quedó ni rastro, esto era del lado de adentro así que también la barnicé por las dudas para protegerla. La lijé toda a mano (no me gusta usar máquinas eléctricas) con mucha paciencia y la teñí con tinte nogal por afuera y por adentro. Jo rebajó todos los cajones para que cierren y abran perfectamente y le hizo patas (ya que no tenía) y ¡voilá! quedó hermosa, es enorme, y me sirve perfectamente para tener ordenados mis ramitos, piedras, caracoles, piñas, bellotas, plumas y todo lo que voy coleccionando en mis paseos por la pradera y el bosque. Forré muchas cajitas que tenía guardadas, de fósforos o de diferentes cosas, con papeles floreados o páginas de libros antiguos, para generar divisiones y que no quede todo mezclado.
Es tan práctico tener todo a mano, que cada cosa tenga su lugar nos ayuda a ordenar fácilmente nuestros espacios de trabajo, y la decisión de no tener cosas a la vista, sino en muebles ciegos, o vidriadrios, me pareció fantástico y me ayuda a limpiar rápidamente y poder dedicarme más tiempo a trabajar. Cuando entro a mi taller me siento inspirada. Adoro ver pasar las estaciones por sus ventanales, o si trabajo hasta que anochece, ver salir la luna por detrás de las montañas, me quedó un rato contemplando las aves que se posan en los árboles cercanos, o me hipnotizo con las sombras que proyectan las cortinas de encaje sobre la pared y los muebles. Tener un espacio propio así sea enorme o ínfimo, nos permite explayarnos en el más auténtico yo, cuando convivimos con más personas, siempre hay que mediar en tal o cual cosa, pero cuando tenemos un espacio solo nuestro, podemos hacer y deshacer a nuestro gusto. De a poquito va a ir mutando, es más, me encantaría sumar un silloncito o camastro pequeño en un rincón. Resulta que cuando vino a visitarnos una amiga, aún no teníamos terminada la habitación de huéspedes y durmió en mi taller, cuestión que cuando ella se fue, la cama siguió unos cuantos días más, y me di cuenta que era comodísimo para echarme a mirar libros, quedarme sola con mis pensamientos o bordar mientras entraba el solcito del invierno, y ahora que la cama ya se fue la extraño, igual era muy grande, así que en algún momento, cuando aparezca, voy a sumar algún silloncito ^_^
Hasta acá llegué hoy, perdón si se les hizo un choclazo, no tengo poder de síntesis, sobre todo si es contar detalladamente cosas que disfruto mucho :O
Espero que les haya gustado mi nuevo tallercito, y que los haya inspirado a adueñarse de algún rincón de sus hogares solo para ustedes ^_^
Hermoso como todo lo que llega a sus manos
ResponderEliminarHola!! ayy qué lindo mensaje... infinitas gracias ! ^_^
EliminarHola! Amo tus relatos....los extrañaba tanto....me imagino recorriendo esos lugares soñados..es tan hermoso todo...les mando un fuerte abrazo ❤
EliminarCómo me gustó ver y leer sobre todos los rincones de tu taller. Amé cada detalle 💕
ResponderEliminarHola Ana!! muchas gracias!! a veces pienso que voy a aburrir, es que me encanta contar detalladamente así como también adoro que me cuenten los pormenores de cada historia ^_^
EliminarBelleza total😍😍
ResponderEliminarMuchísimas graciasss! ♡♡♡
EliminarQué alegría ver como tus sueños se van haciendo realidad. Qué hermoso todo lo que cuentas y cómo lo cuentas. Mil gracias por ser como eres y demostrar que en el mundo existen personas como tu
ResponderEliminarHola Isabel!! ohhh me emociona leerte... gracias a vos por ser tan dulce y escribir tan precioso mensaje, lleno de calidez... me alegra que también existan personas como vos, y que nos crucemos en el camino aunque no más sea para escribirnos mensajitos ^_^
EliminarSos maravillosa. Te admiro a mares. ♡
ResponderEliminar♡♡♡ y yo a vos ^_^
EliminarQ hermoso está quedando!
ResponderEliminarY admiro la capacidad de vivir así, más minimalistas y n contacto con la Naturaleza digamos.... 💜
Tu relato es hermoso y lsuper inspirador!!Ese taller te quedo soñado!!Me inspira y me da energia !!Bellisimo todo!!!
ResponderEliminarMuy cálido leerte en estas mañanas de invierno.Gracias.
ResponderEliminarmaravilloso lola como inspiras a que pongamos todo nuestro amor en cada detalle y en cada rincon. maravilloso como transformas en belleza todo lo que to as!
ResponderEliminarEmpecé a leer el título, y cuando menos lo pensé, ya estaba por terminar de leer todo el post… increíble y fascinante! Te envuelven y te incita a continuar.
ResponderEliminarTengo poco de 3 años que deje la ciudad para vivir en un rancho… en plena austeridad! Es gracioso como anhelamos algo y la vida se encarga dé darlo.
Espero seguir leyendo más de tus increíbles historias ❤️
Beleme
Es un deleite acompañar desde tu relato la tarea de preparación del taller... cuánto trabajo, cuantos buenos sueños y ganas de hacer y vivir!. Gracias por compartirlo, inspira al leerlo...Abrazo para uds!!
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