Let Autumn Fall on Me...

Noc Noc, Noc... y otra vez Noc, Noc Noc, suena mi despertador de Junio, no es exacto, pero casi... algunos minutos antes que asome el primer rayo de sol desde detrás de las montañitas, cuando todavía todo parece suspendido en el tiempo, cuando el aire es frío y denso... justo en ese momento, el Noc Noc Noc me avisa que ya es hora de empezar un nuevo día. No es un despertador cualquiera. 

Con el pico robusto, martillando las vigas que sobresalen de la casa, buscando cuanto bichito pueda encontrar. Pareciera que estuviese espiando por la ventana, porque una vez que su misión fue cumplida, y ya pongo un pie en el suelo, vuela hacia otro lugar...

Así empiezan mis días de Junio, este otoño casi invierno, que despierta a las aves muy temprano, y a mi también. Desde la cocina, mientras desayuno, veo los carpinteros, posados en la pila de leños que está camino al tender, es que ese lugar es uno de los primeros lugares que recibe el sol de la mañana, y ahí están, picoteando entre los pastitos secos, y otros posaditos en los troncos, quietitos, a veces cierran los ojos, a veces los abren, como queriendo que el sol los abrigue, les caliente las plumitas que quedan heladas por las noches...

Y si retrocediéramos algunas horas, cuando aún la penumbra de la madrugada reina en el monte, veríamos una luz, es como un  farol muy potente, que todo lo ilumina... una luz fría, azul, estática... que algunos días, me regala los más dulces sueños. Cuando abro los ojos y pienso, entre dormida y despierta, ¿quién me está iluminando la cara?... porque desde la ventanita del sur, el ángulo es perfecto... y entonces entiendo que es ella, la más bella luna... llena, redonda, menguante, blanca brillante... 

y se que Jo tiene el sueño a veces ligero, pero tengo que despertarlo... la tiene que ver, porque no se cuando el universo volverá a conspirar para que la luna esté exactamente ahí y así... y nos quedamos contemplándola hasta que nos dormimos... y escuchamos Noc Noc Noc...