Desde la colina de las Amapolas...

Hoy comienza algo así como unas pequeñas vacaciones. En realidad comenzaron ayer por la tarde, cuando despachamos las últimas encomiendas navideñas. Y empezaron de la mejor manera: fuimos a la biblioteca, como hacen un receso durante enero te prestan muchos libros para tenerlos todo el mes :O pero como volvemos el viernes al pueblo y ayer llegamos justito cuando estaban cerrando, saqué solo 1 libro y 2 revistas navideñas ^_^ el viernes ya me voy a ir preparada porque este verano quiero leer ¡y mucho!






Luego fuimos al supermercado, no me gusta mucho ir al super, ni a Jo tampoco pero a veces para cosas de limpieza lo necesitamos, y chusmeando las golosinas navideñas encontramos unas lentejas de chocolate 100% vegetales. Hace muchísimoss años no comíamos lentejas de chocolate y además ¡son tan lindas! quiero usarlas para hacer una torta en Navidad. 

  

Estoy muy charlatana hoy, es que fueron meses intensos, de la linda forma, mucho trabajo, casi sin salir de casa... estoy emocionada de poder tener vacaciones, que para nada serán panza arriba tomando limonada. Las vacaciones me gustan activas, haciendo cosas que tengo postergadas. Tengo que controlar la ansiedad porque el primer día ya quiero hacerlo todo: cocinar una torta, limpiar la casa, ordenar, seguir con la restauración, decorar de Navidad, hacer los regalitos, hacer jardinería publicar en el blog, leer, sacar fotos, ilustrar y la lista es casi infinita. Si hay ansiosos del otro lado me deben entender,  y si bien he logrado reducir la ansiedad mucho desde que vivo en las montañitas, no se si se curará para siempre o controlarla es más bien una tarea cotidiana ¿Ustedes qué opinan? no me dejen sola ^_^.




Pero en realidad hoy quiero contarles sobre otra cosas. No era la idea sembrar flores exóticas cuando nos mudamos a la nueva casa. Mi ideal era hacer un jardín nativo, huerta y también frutales. Peeeero cuando llegamos y empezamos a conocer el suelo, las plantas y el clima que aquí hay.... Sí, porque a pesar de vivir solo a unos kilómetros de la otra casa, cambia hasta por pocos metros. Hay lugares muy húmedos, otros muy secos aún estando a pocas cuadras, si subís una colina es más árido y si bajás una ladera puede ser más fértil, etc. Acá estamos como en el medio: si subís en dirección hacia el sur es cada vez más seco y árido y si bajás hacia el norte es cada vez más fértil y húmedo. La casa tiene el jardín en pendiente, y unas terrazas hechas de piedras que se desmoronaron del tiempo que estuvo abandonado. Y ese es justamente el mayor problema, si fuera un jardín sin intervención del hombre sería perfecto, pura creación de la naturaleza, pero cuando intervenimos nosotros después hay que mantenerlo o todo se vuelve caótico y para nada bello hasta que la naturaleza lo vuelve a regenerar y eso podría tardar miles de años. Este jardín está exactamente así, intervenido y abandonado, hay partes donde crecen flores hermosas pero se mezclan con malezas, así llamo yo a las plantas exóticas invasoras, solo a eso. Lo nativo nunca puede ser maleza. 






Cuestión que al final decidí hacer un mix, exóticas controladas, huerta, frutas y nativas. Y muy de a poquito se está volviendo cada vez mejor. La pendiente del jardín es terrible, para resolverla tendríamos que hacer terrazas niveladas con tablones y rellenar con muchísima tierra, es un trabajo gigante solo para nosotros dos que además tenemos tantas otras tareas, así que no será una opción. Pero no les quiero hablar tanto del jardín, ya que será un lindo (o muchos lindos) post para la sección de restauración, sino les quiero contar que finalmente me decidí por sembrar amapolas. Mi relación con estas flores es tan extraña, las amo y no al mismo tiempo. No las amo porque son rojas y mis flores favoritas no son las rojas sino las blancas, rosas, amarillas, rosa más fuerte, celeste, lila tranquilo y recién ahí las rojas. Segundo porque cuando las sembré en la casa anterior no atrajeron mucha vida, y para mi una flor si no atrae vida no me parece que valga la pena tenerla, y eso pasa con muchas exóticas. Y por último porque fuera de su entorno oriental no me parece que quedaran estéticas en mi ideal de jardín, pero este año debo decir que todo cambió. Cuando nos mudamos estaba todo tan derruido, incluyendo mis ánimos, que necesité plantar algo que me de color lo más temprano posible, al menos en el jardín. Entre montones de cosas sembré amapolas. La sorpresa fue cuando empezaron a brotar TODAS, decenas de amapolas en cada grieta y rinconcito del jardín. 






Lo más lindo es que en la época de crecimiento y floración acá no hay casi nada. Aún está todo seco, por eso no compite con otras flores o plantas nativas. A mediados de Noviembre, cuando luego de las primeras lluvias, empieza a rebrotar todo, ya no quedan amapolas.  No se dan una idea lo que alegró nuestro jardín esta festín de amapolas. Nuestros vecinos cercanos nos contaban que entre el bosque, allá a lo lejos veían una colina completamente roja. Además me sorprendió que atrajo a un montón de abejorros y abejas. Bailaban dentro de las flores enormes y los mismos pétalos les hacían una cámara de sonido y el zumbido se escuchaba amplificado, era maravilloso. Claro, como aún no crece nada, era una de las pocas flores de la zona. Lo más lindo era verlas por la mañana, a penas el sol asomaba, todas las amapolas empezaban a abrir, con algunas gotitas de rocío que las cubrían. Luego con el calor intenso del mediodía no duraban mucho rato, enseguida pierden los pétalos. Pero al otro día ¡qué gran sorpresa! si no mirás en detalle, los pimpollos están casi ocultos, al ser del mismo color de la planta, entonces cuando pensabas que ya no iba a haber más flores, al otro día era una belleza sin igual. Me hizo recordar a La Colina de las Amapolas, una peli preciosa del estudio Ghibli, de paso se las recomiendo. Porque justo nuestra casa está en una colina y en primavera rebosó de amapolas ^_^






Junté un frasco de mermelada lleno de semillas, y ya me amigué para siempre con estas bellas flores, me alegraron muchos días. También preservé sus frutos, son lindos para arreglos secos. En este momento el jardín está en transición, aún no pude ponerle mucha intención por estos meses, pero ya es tarea inmediata. La frutilla del postre fue la amapola rosada, porque si bien sembré varias solo creció una. Espero pronto poder mostrarles el proceso de la restauración del jardín... 
¡Qué lindo es volver a tener el tiempo de poder compartirles lo que estuvo pasando durante estos meses!








Comentarios

  1. Me tomé un ratito para leerte, y me alegraste la noche! No sabía sobre el detalle de que su casa está ubicada sobre una colina, y que el jardín va en declive, me enamoré de solo visualizarlo... (eso es muy, pero muy perfecto) ¡Estuvieron hermosas tus amapolas! Me encantan, yo nunca tuve rojas, son un sueño... te mando un beso grande!

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    1. Hola Guada!! ahhh qué linda! y vos me alegraste también, con tan dulce comentario... así que fue mutuo. Si, la colina es mágica y romántica, al mismo tiempo que problemática para el jardín, bah, no es que sea problemática sino que es más difícil generar un jardín en pendiente, además la tierra es pobre. Pero tenemos un plan y esperamos poder lograrlo ya para la próxima primavera!. Si querés, te mando semillas por correo ;)... Besote!

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  2. Esas fotos! Una más linda que la otra! Me dieron ganas de llenar el patio de amapolas.!

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    1. Hola Nancy!! qué lindo!! son flores muy nobles y casi no necesitan mantenimiento, solo un poco de agua si el invierno donde vivís es muy seco ;)

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