Una mata misteriosa...

Creo que varias veces les describí el paisaje de las montañitas en invierno. Si tuviera que resumirlo en un color, es entre beige y gris. No solo por los pastizales secos, sino también por la fina capa de tierra volátil, que en los meses sin lluvias, cubre cada centímetro del monte: plantas, caminos, árboles y hasta animales, todo se cubre con Limo. 



Pero el año pasado, algo me llamó la atención. Mientras todo estaba en ese tono beige, había grandes matas verdes, salpicando el paisaje, resaltando entre los pastos secos. Era un verde muy intenso y brillante, imposible que estas matas pasen desapercibidas. Meses de intriga, pensando qué serían. Altas, de tallos a veces bordó, a veces verdes, a veces negros. Cuando te acercabas descubrías que en realidad lo negro eran pulgones, cientos y cientos de pulgones cubrían algunos tallos y brotes, también las hormigas que trasportaban a sus fieles trabajadores. Con sus hojas finitas casi como pequeños tallitos, no podía identificar qué planta sería. Y fue un gran misterio durante meses. 
 



Cada vez que pasaba cerca de una planta, la investigaba a ver si había algún indicio de qué podría ser ¿Tendría lindas flores? ¿serían vistosas? ¿atraerían insectos? Muchas plantas de la zona tienen flores que casi no se perciben, parecen parte de la misma planta al ser de color verde o muy pequeñas. Un día volviendo de lo de mi vecina, vi una pequeña florcita amarilla asomando cerca de la pirca, no estaba segura si era de la mata misteriosa, porque estaba mezclada con un espinillo. Me acerqué y casi dí un salto de felicidad, sí, definitivamente se había develado el misterio. 




Solo una flor había abierto, casi como para contarme que era ella, la que iría a florecer meses después, vistiendo el monte de color. Ahí mismo regresé a casa, a buscar a esta planta que tanta curiosidad me había generado durante el invierno. Era un Senecio pampeanus, y ya viendo las fotos entendí la hermosura que nos brindaría en un corto tiempo. Casi que eclosionaron todas juntas, menos por la mata que lindaba con la casa de Erci, que fue la que primero floreció. Y fue justo después de la carquejilla (que les cuento en este post) y todas las mariposas, vaquitas de san Antonio, abejas, avispas, y demás insectos se mudaron a su nueva favorita. 




Las fotos no le hacen justicia, imagínense lo que era ver una mata amarillo oro en medio del monte seco. Rebosante de vida y de belleza. Sin dudas fue una de las maravillas más emotivas del año pasado… y quizás este año no sea igual, no lo sé, y eso es lo más lindo de vivir en la naturaleza. El año pasado, el otoño fue muy húmedo, mucho más que otros años, incluso fue récord de lluvias. Llovió hasta junio, que para acá es muchísimo ya que por estos lados, llueve hasta fines de abril, principios de mayo como muchísimo. Quizás haya sido eso lo que hizo que este senecio estuviera tan resplandeciente. Pero aunque este año no esté presente, se que va a haber muchas otras sorpresas esperando por ser descubiertas.






Me alegra estar publicando otra vez. Durante todo enero y casi todo febrero estuvimos con muy poca señal del internet, por la gran cantidad de turismo. Ahora todo volvió a la normalidad ^_^ 
¿cómo pasaron sus vacaciones? ^_^


  


Comentarios

  1. Hermosa flor me imagino tu sorpresa , que linda la naturaleza, cariños

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    1. Hola Juli!! sii, fue una hermosa sorpresa, y si bien la flor es pequeña, las matas que formaban en ramilletes eran toda una belleza... Besotes!

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