Otoño encantado...

Quizás tengamos una nueva oportunidad de renacer... la vida lo más cercana a la naturaleza posible, es aquella que hoy nos cobija con todo el amor y la paz que necesitamos...

El ciclo de la naturaleza continúa, los árboles dejan caer sus hojas, las Liebres buscan refugio para pasar el invierno, los Zorritos siguen llamando a su manada, cada noche el Alilicucu no deja de hacernos reír con sus sonidos atolondrados, las mariposas despiden las últimas flores y los últimos días cálidos, los pastizales de a poco empiezan a amarronarse... y así es, como en la naturaleza todo sigue igual... 

Este otoño está siendo mucho más lento que nunca, hemos avanzado un poco más con la restauración de la casa y nos decidimos a agrandar la huerta. Salgo a tomar sol, porque está fresquito y puedo disfrutarlo mucho más que cinco minutos. Además está siendo una estación muy seca y con pocas nubes, por el contrario de lo que pasa siempre para esta época... Entonces, hay nuevas sorpresas por descubrir, todo se da de una forma distinta a la que viví años anteriores...

Los honguitos y los conejos son los protagonistas de las nuevas aventuras en La Maison Naturaliste. Y también se sumarán nuevos amiguitos como zorros, ciervos y ardillas. 

Me refugio en observar con más detalle como se consume la leña en la estufa, como duerme Kiki pancita arriba, tan profundamente y con una paz como pocas veces he visto. Me refugio en las aves que vuelven a aparecer después de un verano de actividad, en la identificación de un hongo rarísimo que apareció abajo de una pila de ramas. En recolectar las semillas de la única cosmos blanca que las hormigas dejaron crecer, para poder sembrarlas el verano siguiente... y la lista sigue...

  

¿Ustedes en qué se refugian? 

Ojalá estas imágenes les transmitan amor, naturaleza y paz, porque es así como las sentí en el momento, y es así como me gustaría que todo el mundo se encuentre: con amor, paz y naturaleza...