~Últimos días de Invierno~

La primavera está empujando con todas sus fuerzas, aunque varios días de heladas consecutivas me susurran que el invierno aún no se quiere despedir...

Gracias a las lluvias (muchas más de las que suelen caer en estos meses) el verde nunca se apagó del todo e incluso pude disfrutar de flores, muchas flores, de la rúcula, de la Scabiosa... Hasta las mariposas se animaron a volar cuando el sol estaba en su punto más alto, solo se ausentaron algunas semanas, esas donde las nubes no dejaban calentar el aire. 

Creo que este invierno fue algo así como una mezcla de todas las estaciones, hizo calor como en verano, hubo nieblas como en otoño, y ahora mismo podríamos decir que parece primavera, por supuesto que también fue invierno, muy invierno...

Es la mejor estación para observar aves de cerquita, arriba en la montaña la comida escasea y el clima es más hostil, por eso las aves que no migran buscando un clima cálido, bajan a los jardines del valle. Me quedé horas pegada a la ventana viendo al pepitero comiendo naranjas, a los brasitas en bandada buscando semillitas o posando en el romerillo. Salí corriendo cuando escuchaba a los carpinteros blancos, para verlos cruzar el cielo, contarlos y así saber si siguen siendo ocho. También nos hicimos amigos con el benteveo y ahora se queda cerquita cuando me ve dar la vuelta por el jardín. 

Cociné mucho, bordé más, contemplé un poco, junté flores secas, salí a caminar, lavé ropa y se me congelaron las manos, pero al punto de dolor, saqué cientos de fotos, salí en medio de la noche a ponerle tela antihelada a las plantas porque me había olvidado, ví muchos amaneceres rojos que parecían prendidos fuego y las noches más estrelladas, rompí varias veces el hielo que se formaba en la bañera del jardín, solo por diversión, esperé la luna salir desde las montañitas y me sorprendí cada vez de lo enorme y amarilla que se veía. Fue un invierno maravilloso y agradezco infinito haberlo transitado...